domingo, diciembre 28, 2008

In Memoriam: Maestro Tomás Sanabria


Un día por el año de 1995, en una reunión de Coordinación de obras de construcción de un edificio institucional, le preguntó el Gerente de Construcción al Arquitecto, que porque se esmeraba tanto en el techo, a lo cual ripostó: “Los edificios tienen cinco fachadas, este, norte, sur, oeste y el techo”. El Gerente le dijo: -“Pero Tomás, el techo no lo ve nadie..!!”, a lo cual dijo: -“Si.! Lo ve Dios”.

Días después completó: -“Los edificios tienen cuatro fachadas más: las que se ven de noche”.
Esta anécdota, que hubiera casi pasado por desapercibida, se ha convertido por muchos años, en mi lema preferido de la excelencia, el amor al arte, a la ciencia, y a la profesión. Cuando un Arquitecto puede pensar en la perfección, la calidad de diseño, y la perfección en los detalles, no puede sino estar respondiendo tanto a su yo interior, como a un patrón que ama la belleza, el orden y la perfección.

Tuve el honor de haber sido discípulo del maestro Tomás Sanabria, cuya visión pudo conjugar perfectamente la eterna diatriba entre lo “lo que se puede hacer y lo que se debe hacer”. Se desempeñó en un país tropical, aunque sus estudios los hiciera en Harvard, donde las estaciones castigan a los edificios y hacen que su respuesta sea contundente. En el trópico, los arquitectos hemos sido más internacionales, usando fachadas de vidrio cortina, fachadas iguales y otros aspectos que han denotado en algunos casos, el predominio de la forma sobre la función.
El arquitecto Sanabria sin embargo, supo comprender la realidad solar, el clima, los vientos y el confort. Solo antes, y como maestro integral, estuvo el maestro Carlos Raúl Villanueva, a quién no tuve el placer de conocer. Ambos conocieron el clima y su arquitectura como un fiel reflejo de las condicionantes y realidades de nuestra ubicación geográfica.
Durante su vida profesional, y como su obra más representativa, diseñó el Hotel Humboldt en el cerro el Ávila (Guaraira Repano), en Caracas; una aguja de concreto y vidrio colocada en lo más alto de nuestra geografía caraqueña, convirtiéndose en un ícono y punto de referencia o hito Caraqueño. Construyó la sede de la biblioteca Nacional, el edificio de la Electricidad de Caracas, (uno y dos), la plaza y Casa de la Moneda del Banco Central de Venezuela, además de la tercera y última etapa del conjunto Electricidad de Caracas, en San Bernardino, las cuales fue donde pude trabajar con el maestro en la ejecución de la obra. Siempre existía en estas obras, un módulo escogido, que se repetía en los ejes de las columnas, en las fachadas, ventanas y pisos; todo estaba perfectamente “calzado”, todo en su puesto. Tanto de día como de noche, se podía encontrar y observar, un orden superior que le daba continuidad al concepto y al proyecto todo.

Comenzó naturalmente por Ingeniería Civil, culminando los tres primeros años de carrera, pero en vista que no existía todavía la carrera de arquitectura, viajo a los Estados Unidos para completar sus estudios. Es un ejemplo de mitad ingeniero, mitad arquitecto; el estadio ideal para un profesional de la construcción. Tuvo de profesores, a los grandes maestros de la arquitectura europea, expulsados en la segunda guerra mundial, y entre los cuales se nombran, Walter Gropius, Martín Wagner y Marcel Breuer, creadores y seguidores de la Bauhaus, escuela referencia de las artes europeas. Para los que creemos en la gerencia del conocimiento, me encuentro entonces, a solo dos pasos de los grandes maestros, y algo por transferencia debe haberme llegado.

Durante cinco años, tuve el honor de compartir sus enseñanzas y valores; entre los cuales se superponía la creencia y la convicción de lo posible.
Fueron muchas anécdotas, que ahora en su partida, han llegado a mi memoria de nuevo. Cuando por primera vez, fui llamado por el gerente de construcción, me pidió que sirviera de enlace con él, ya que siendo arquitecto con toda la vida profesional en la ingeniería y la construcción, podría fungir de “intérprete del proyecto” entre los dos.

Mi primer trabajo fue construir una baranda. Sus indicaciones eran: 12 grados, 30 minutos y 12 segundos. (Era lo que daba el cálculo), pero muchos herreros habían pasado por allí sin poder solucionar tal exactitud. Conseguí al mejor herrero de Caracas y en función de que el edificio era a escala natural y los planos eran a 1:20, decidimos trabajar, tanto en plano como en escala natural. Durante días y casi noches, nos enfrentamos a ensayo y error, cortando soldando, costando y soldando. Al término, teníamos la más bella baranda que se pudo hacer. Antes de buscar aprobación, calculamos los ángulos y establecimos parámetros. Se aprobó.

He tenido mucha suerte de trabajar en la relación maestro-aprendiz, de profesionales de la talla de Martín Vegas, discípulo de Mies Van der Rohe, de Carlos Agell, discípulo de Carlos Raúl Villanueva, de Alberto Chaves, el mejor viviendista de Colombia, de Germán Toro, el visionario de la Propiedad Horizontal en Caracas y Madrid, Gustavo Torres y del maestro Tomás Sanabria, discípulo de Gropius, Breuer y Wagner. Maestros de maestros; lo que hace que el compromiso sea mayor, al hacer escuela y dejar legado; en cualquiera de las vertientes de la profesión que se escoja.(Yo lo hice con la docencia en la Escuela de Ingeniería Civil de Caracas)

Hoy Maestro, estás diseñando espacios infinitos… feliz viaje. Gracias por sus enseñanzas, criterios y visión del espacio, del edificio y de la ciudad, como un todo sistémico. Gracias por su actitud de respeto al ambiente y a los espacios urbanos, que además ha dejado como legado a Caracas.

Hasta siempre…!!

2 comentarios:

GET dijo...

Una organización comprometida con su futuro entiende que su misión debe proyectarse en un plazo razonable en el tiempo, y que para lograr cumplirla, se requiere un esfuerzo continuado, bajo un esquema de mejoramiento permanente.

Aunque cada proyecto es una actividad puntual y limitada en el tiempo, la realización de proyectos como la herramienta que hace realidad la planificación estratégica, no lo es. Ello significa que requieren entrar en un proceso de mejoramiento donde el éxito o fracaso de un proyecto previo, debe considerarse para el futuro.

En el mundo de la gerencia, a esta actividad se le conoce como LECCIONES APRENDIDAS y es básico para una buena gestión profesional. Forma parte dos proceso que contemplan el ciclo de la metodología del PMI, ellos son el cierre administrativo, en el que se realiza el POST-PROJECT REVIEW y en el proceso de iniciación, en el que se debe hacer el PRE-PROJECT REVIEW. Esto significa que una gerencia profesional de proyectos efectua esta labor al menos dos veces en el ciclo de vida, sin importar si fue un éxito o un fracaso.

Una empresa que logre sistematizar este aprendizaje puede, por ejemplo, duplicar su eficiencia en la gestión de proyectos en menos de un quinquenio. Esto se logra con apenas un mínimo beneficio del 1% en cada proyecto, si conduce 5 en este período.

Para garantizar que realmente son incorporados los aprendizajes pasados en el proyecto en curso, los especialistas recomiendan una revisión mandatoria antes de la aprobación del plan, de forma que el gerente del proyecto tiene que convencer a un pequeño comité de que lecciones aprendidas del pasado han sido aplicadas en el proyecto.

Las aplicaciones pueden ser muy variadas, por ejemplo podrían incorporar nuevas actividades que no se habían visualizado, reconsiderar estimados en la duración o en el costo de una actiidad, identificar riesgos previamente no considerados, incormporar nuevas clausulas o quitar trabas legales para potenciar una contratación más transparente, determinar mejores especificaciones de calidad, introducir novedosos incentivos al personal, concientizar la necesidad de subcontratar algunas actividades en las que no se tiene un know-how de primer nivel.

GET dijo...

Me equivoqué... El comentario era en el post de arriba