sábado, diciembre 31, 2011

Deseos de año nuevo


Estimados lectores:
Ya en la víspera de un nuevo año, siempre nos acude la idea de tratar de escribir lo que hemos dejado de lado o incumplimos en este año o debemos hacerlo en el que viene.

En términos generales, me plantee hacerles unas mejoras a esta mi casa bloguera y empezar a usar la herramienta de diseño que con solo "arrastrar y soltar" tenemos una nueva diagramaciòn. Todavía me falta revisar y ajustar cosas. Seguro que se irá mejorando con su ayuda.

Les deseo un excelente año nuevo 2012, en la esperanza que todo sera mejor y de mucho mas aprendizaje. De hecho, comienzo un diplomado en Psicología Positiva. Creo que va a ayudar.
Pásenla bien y felices fiestas,
Alberto

domingo, diciembre 18, 2011

¿Quién maneja los activos intangibles?

En las empresas, se cuenta con activos tangibles que pueden ser colocados en los libros contables y tales como terrenos, fábricas, edificios, mobiliarios, maquinas, etc. Todos estos activos son objeto de control y de tener el mejor uso posible en concordancia con la misión de la empresa y su estrategia. A tal efecto, las gestiones del Facility Manager son adecuadas y claramente diferenciadas y tangibles. El FM maneja además, las relaciones con proveedores y contratistas, (gente), conoce las relaciones que ocurren en la cadena de valor de la empresa, (procesos), aplica, conoce y fomenta, el uso de las nuevas herramientas tecnológicas, (Tecnología), y también, sería un experto en el manejo, diseño y rediseño de espacios ambientales, donde se habrían de desarrollar todos los procesos y su gente, mediante el uso de nuevas tecnologías (espacios).

Sin embargo, en el transcurso del tiempo y en la medida que las empresas van ganando espacios, superando trabas, creciendo y ganando mercado, se ven en la necesidad de preservar otras cosas, además de sus activos tangibles, objeto de las funciones de un Facility Manager, y que además, representa en muchos casos, la mayor parte de su valor en el mercado, como empresa en marcha, tal como sus marcas, sus formulas, etc.
Se hace necesario entonces, hacer un inventario de activos intangibles de capital, o mejor conocidos como capital intelectual. ¿Cuáles son?

El Capital Humano
El Capital Estructural
El Capital Tecnológico
El Capital Negocio
El Capital Relacional


Pareciera que el FM, tiene mucho que ver pues aparecen muchas de las herramientas que utiliza para el manejo de los activos inmobiliarios. ¿Pero en las empresas, quien se encarga por ejemplo, de la preservación, mantenimiento y refuerzo de la cultura empresarial?
El capital humano, no es la gestión. Es lo que queda luego de ella, son sus relaciones internas, el clima organizacional, la preparación, el adiestramiento, el compromiso y el “Know How”. Pareciera que se requiere a un Gerente de Conocimiento a tal efecto, junto a RRHH.

El Capital Estructural es uno de los activos más complejos, pues abarca la infraestructura, los espacios, y las facilidades, objeto todo del Facility Manager, pero además, incluye la cultura, los procesos clave y las finanzas. Las empresas no cuentan con un gerente para la cultura empresarial. (He visto que hay empresas donde uno de sus dueños se separa y se nombra, el defensor de la cultura)

El Capital Tecnológico, está más orientado por una parte, a la actualización tecnológica en cuanto a unidades o puestos de trabajo, hardware y software, pero además incluye todos los activos tecnológicos requeridos para los procesos e incluye como parte importante, el compromiso de la dirección para mantenerse adecuado e incluye los sistemas y procesos de comunicación. Se involucran los gerentes que manejan a TI y a RRHH.

El Capital Negocio, en esta era de la información y la comunicación, adquiere mayor relevancia. Se incluyen las marcas y las formulas. La capacidad de investigar e innovar y se incluyen también las estrategias de mercado. Aparecen entonces el gerente de marcas y comercialización, el comité ejecutivo y los propietarios. A veces, no se consideran en las reuniones de Comité, a las marcas como activos sino hasta que se ven amenazados por la competencia. Si la fórmula de Karl Sveiby en 1947, CI= VM-VC, donde el capital intelectual es igual al valor de mercado menos el valor en libros o valor contable, es cierta, veremos que muchas empresas tecnológicas representan un valor importante en el balance, solo con la inclusión de marcas o formulas. Tal es el caso de refrescos y de compañías de computación.

Por último, el Capital relacional, lo representan las cosas que hemos podido hacer a lo largo del tiempo; nuestra reputación, la confianza de nuestros proveedores y clientes, la cartera de ambos, la alícuota del mercado, las alianzas estratégicas, el modelo de comunicación de la cadena de valor y por último, las relaciones con nuestro entorno; comunidades, sindicatos, gobiernos, enmarcado en las gestiones de ser Socialmente Responsable. Aparece el gerente de RSE, de operaciones, el de cadena de suministro, etc.

Por la cantidad de gerencias involucradas de distintos ramos y distintas vice presidencias, pudiéramos deducir que la preservación del capital intelectual es una responsabilidad de todos; sin embargo no lo colocamos en la descripción de sus cargos, ni lo medimos y poco hacemos en muchos casos, por ello. Desde mi punto de vista, se hace necesario que se diseñen estrategias orientadas a crear cultura de preservación por un aparte, y poder contar con personal calificado para su gestión, por la otra.

Si una empresa cuenta con un Facility manager, pareciera que la gestión de alguna parte de los activos estaría cubierta. Si cuenta además con un Gerente de Conocimiento, estaría en resguardo otra parte. Falta el compromiso de la alta gerencia, el reconocimiento de su importancia, el compromiso de su preservación y del trabajo en equipo para lograrlo.
Pareciera que es una fina relación entre el Facility Manager y el Knowledge Manager, junto al Comité de Dirección.

domingo, diciembre 04, 2011

Yo lo hice.

Hoy, con casi treinta años de graduado estoy seguro, que todo lo que se puede hacer en gerencia, gira alrededor de gestión del conocimiento. Y es así porque la verdadera gestión se basa en lo aprendido y de lo mejor que se puede hacer con eso que se conoce. Lamentablemente, la gestión de conocimiento llegó como si fuese una moda gerencial, como casi todas las demás, y de la misma forma se marchó de los planes empresariales. Quizá las grandes petroleras sigan con estos tratados, pero es poco lo que se escucha de las grandes empresas de conocimiento, como de software, hardware o nuevas tecnologías.
Uno, como pichón de aprendiz de consultor en los inicios, cuando no tenía ni idea de la “artesanalidad” de la gestión y ni de trabajar con las herramientas del cliente, me acercaba a la sombra de las grandes empresas multinacionales o las grandes nacionales. Nuestra industria petrolera se encontraba entre las cinco grandes del mundo y por ende, estructuraba su gestión en base a las nuevas tendencias y visiones de negocio. Así llegó a nuestro país, el rediseño de procesos, la calidad total, la mejora de la productividad y por supuesto, la gestión del conocimiento, de la mano además de los grandes gestores o creadores de contenido. La gestión del conocimiento fue entonces, el pilar de las grandes empresas y sus filiales, llegando a impactar las empresas de servicios básicos, los proveedores y las contratistas.

De todo ese esfuerzo realizado nos queda que lo más importante de la gestión, primero es saber qué hacer con lo que se sabe, y segundo, como pasar de unos a otros sin que se pierda lo que se sabe, en el entendido que la transformación de lo que tenemos en nuestras mentes a un papel escrito, es mucho más difícil y tedioso, que colocar a uno que sabe al lado de otro que quiere aprender y hasta que el segundo ya no necesite del maestro para realizar bien, la tarea. Por otra parte, los documentos escritos (que son excelentes fuentes), deben ser mejorados, revisados, validados y actualizados, para que realmente conlleven un verdadero valor en la organización.

Como consultor artesano, que encontró al conocimiento como su bandera, descubrí que era un buen nicho de consultoría, el servir de relator o “cuenta-cuentos”, en el transito del conocimiento tácito (el know How) al conocimiento explícito, (los procesos y procedimientos). Durante años, ya no en campo en “primera línea”, pero tras haber realizado todas mi carrera en los frentes de las obras de construcción, y haber acumulado muchas “mejores prácticas”, es que decidí acompañar a las grandes empresas a “explicitar” sus conocimientos y sus mejores prácticas. Lo maravilloso e increíble, es que en el tránsito de la relatoría y la transferencia del tácito al explicito, y tratando de aportar al procesos mis mejores prácticas, es que hube de ser impactado, modificado y transferido a nuevas prácticas y nuevos conocimientos. Porque se puede ser relator de lo que saben los demás, y no tener ni idea de lo que están transfiriendo, pero en el mejor de los casos que cuando siendo un experto en el área, te decides a transferir el conocimiento de otros.

La magia ocurre y ya las cosas no pueden ser lo que antes fueran. Se modifican las estructuras mentales y se obtienen nuevos aprendizajes significativos. Y no solo en la construcción, sino en la ayuda que realicé a empresas eléctricas de servicio en la normalización de sus procesos de construcción de sus sedes, o a una de las empresas de productos cerveceros, o al mayor establecimiento de locales de conveniencia en la ciudad capital. También en empresas de servicios de publicidad y a una importante empresa de transporte. Todo tiene que ver. Y no se trata de transferir lo que vas aprendiendo, a otros, que son sus capitales intangibles y secretos, sino que transfieres la forma de ver las cosas, en la misma transferencia, al hacerlo mejor, y en la confianza que queda al hacerlo bien, en un producto bien estructurado y bien útil, como un manual.

Probablemente los consultores artesanos cambiemos varias veces de profesión en nuestra vida activa. Sin embrago, y ante la proximidad del cambio, y por sobre todo si no vamos a volver a mirar hacia atrás, nos queda la responsabilidad de hacer la transferencia. Se trata de sobrevivir lo bueno, lo útil, lo necesario a otros, para que puedan hacer a su vez, su mejor uso, al potenciarlo, adaptarlo o mejorarlo. Se trata de que lo que hemos llegado a saber y a saber hacer, trascienda, ayude, facilite y mejore. ¡Yo lo hice!