domingo, enero 20, 2013

Del lado oculto de la luna

Una vez escribí acerca de aquellas tres profesiones (tres al menos), que tenían parte de ciencia y parte de arte. En principio, la ingeniería y la arquitectura, la medicina y la cocina. Las tres profesiones mezclan el conocimiento de las cosas junto al conocimiento de la persona que es, o será objeto de su trabajo. La arquitectura es un buen ejemplo de ello, cuando un edificio es bello  además, de resistente y adecuado a su uso.

Desde los antiguos, ya se hablaba de Baco y de Apolíneo, que en mi forma de ver, no es más que el diálogo entre los dos lados del cerebro. Cuando era joven solía asistir a charlas sobre el cerebro triuno, pero era algo como oculto, donde no tenía cabida en la ciencia. Hoy en día está más que demostrado que el hombre cuenta con su cerebro interno, el reptil, el cerebro límbico, donde yacen las emociones y el amor, el neo cortical o más avanzado que recubre los otros dos y además se compone de dos hemisferios unidos por una parte callosa.
En los dos hemisferios residen todas las acciones, pensamientos y sentimientos del hombre. Para resumir, el izquierdo posee la parte matemática y lógica; el derecho la poesía y el arte. Cuando uno estudia alguna carrera científica o artística, generalmente se desarrolla mas una parte que otra, ya sea por el ejercicio o por la tendencia a la vocación del trabajo mismo. Al igual que a la arquitectura, la medicina usa de la ciencia para descubrir en cada cuerpo, distintos unos de otros, cual es el mal que los aqueja, y conseguir la cura. Si la medicina solo fuera ciencia, el médico no tendría que conocer al paciente, o el arquitecto conocer al cliente y sus necesidades.
Mucho se ha hablado en los últimos años, de la inteligencia emocional, que si recordamos lo dicho, nos plantea justo la interacción entre las dos partes del cerebro y su callo. Lo que pasa, a diferencia de las tres profesiones mencionadas, es que nos acostumbran a usar el lado racional más que el emocional. Es lógico entonces, que al llegar a ser líder se trate de actuar más con el lado izquierdo que el derecho; es decir, mayor inteligencia que emoción.
Un gerente que llegue a ser líder, tras haber culminado una profesión científica o matemática y con postgrado del mismo corte, debe reconocer que quizá no cuente con las competencias necesarias  para balancear a la organización. La gente está compuesta de inteligencia y pasión y como tal se debe gerenciar.
Un gerente artista por el contrario, necesitará balancear su parte racional y deberá hacer que lo acompañe un científico en su gestión. Ahora que la búsqueda de la felicidad ya no es una quimera, y la Psicología positiva nos muestra que es factible ser feliz, se hace necesario que en las empresas se instaure dependencias consagradas a la búsqueda del bienestar. No es posible lograrlo si solo se gerencia con un hemisferio. Hacen falta los dos, y si no lo tiene desarrollado deberá hacerse acompañar de alguien que lo complemente en su gestión. Así funcionan las cosas.

Si el cerebro fuera la luna, seguro el lado derecho sería su parte oculta.

 

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