viernes, diciembre 23, 2016

La estructura de coherencia y la experiencia

Una de las mejores cosas que me han pasado quizá sea haber aprendido a ser coach y desde la mirada transformacional de la ontología del lenguaje, donde conocemos el poder de la comunicación y de la forma en que decimos las cosas, a través del conocimiento de afirmaciones, declaraciones, juicios o promesas. Poder distinguir cada uno de estos actos lingüísticos nos da herramientas para actuar y en consecuencia darnos cuenta del mundo de oportunidades que tenemos en llegar a ser, justo la persona que queremos ser, en concordancia con nuestro propósito de vida, lo que pudiese ir cambiando y adaptándose a lo que “vamos siendo”.

Existen varias escuelas de coaching ontológico que preparan a las personas para ayudar a otros a transitar por caminos que antes los limitaban y les impedían cumplir con metas u objetivos. Lo interesante es que para ayudar a otros, tengamos que cambiar nosotros. En la medida que podamos despojarnos de la influencia del ego, podremos desde la humildad, reconocer a un otro, como “auténtico otro” y escuchar con atención plena lo que le inquieta,  acompañarlo a través de preguntas en lo que lo limita, y que pueda generar mundos nuevos de posibilidades de ser mejor o sentirse mejor consigo mismo. (lo “mejor”  es un juicio)

En la mirada del coaching se desarrollan competencias para distinguir lo lingüístico, de lo emocional y lo corporal. En Gestión de Gente, solíamos llamarlo como “pensar, sentir y actuar” Desde el coaching ontológico  que usa la ontología del lenguaje como conocimiento necesario para facilitar procesos, entendemos que estos tres elementos se encuentran relacionados entre si, haciendo que cualquier alteración de alguno de ellos, afecte a los otros dos. Es así como “estar triste” se evidencia en la forma de hablar y en la postura corporal, o si sentimos un dolor físico, pueda afectar el estado emocional e igualmente afectar la expresión lingüística. También se plantea, que podemos actuar sobre alguno de los tres a través de otro. Es decir, podemos hacer intervenciones emocionales a través de una declaración o podemos hacer intervenciones emocionales a través del cuerpo.
Es tan importante esto para la gestión del coach, que el presencia centrada en la escucha con el asistido, se deba observar permanentemente la coherencia entre lo que dice, con lo que siente y con su cuerpo. A través de allí, la indagación se hace transparente para ambos, en la validación continua de su proceso de “darse cuenta”.

Ahora bien, David Cooperrider y Miriam Subirana en su libro Indagación Apreciativa, (2013), plantean que el modelo de tres elementos no explica suficientemente todos los fenómenos que ocurren en las personas y que se hace necesario incluir a la "experiencia", como un cuarto elemento. Al respecto mencionan que “el encuadre lenguaje, cuerpo y emoción no da cuenta de la dinámica generativa  de la experiencia…” (pag.349), haciendo alusión a una figura triangular ique junta a la emoción y el cuerpo. Me ha parecido interesante representar el modelo mediante círculos que se entrelazan
Figura·1. La experiencia en la estructura de coherencia. Basado en Cooperrider y Subirana, 2013

¿Cómo entendemos este modelo? 

Puede ser mediante la vivencia visual de la expresión de la estructura de coherencia. Angel-A, es una película francesa del 2005, dirigida por Luc Besson y protagonizada por Jamel Debbouze y Rie Ramussen. Trata de un hombre acosado por sus vivencias y por deudas contraídas, por lo que decide quitarse la vida lanzándose desde un puente. Cuando lo va a hacer, observa a su lado, a una mujer con intensiones de hacer lo mismo, y en efecto lo hace. Acto seguido el se lanza para salvarle la vida, resultando ser un ángel que debe mostrarle otra mirada de sí mismo. 

La escena del espejo es sin dudas, relevante, entrañable, sentida y muy explicativa de lo que he escrito. Allí podemos observar la vida de un ser, que se manifiesta emocionalmente y corporalmente, donde el poder de una declaración correcta en el momento justo, le puede cambiar la vida. Este corto es usualmente utilizado para explicar la auto estima. El juego de palabras, la magia del ángel, el movimiento de cámaras, las expresiones y sentimientos, los convierten en una escena memorable. Vemos, la estructura de coherencia moverse coherentemente. En la escuela de coaching ontológico se dice que para transformaciones totales del ser, el “darse cuenta” debe volverse cuerpo; y así sucede.
Pareciera que la experiencia, mas que ser un nuevo elemento, sea la amalgama de la estructura misma.



viernes, diciembre 16, 2016

¿Cuándo algo es suficiente?

Ser evaluado por otros tiene una desventaja: los criterios de evaluación los coloca el evaluador, sin importar poco o nada, los criterios del evaluado. Mas si se trata de adquirir técnicas maestras en alguna disciplina o técnica, ya que quién mide, lo hace desde su propio modelo. ¿Qué pasa si los criterios tanto de uno como del otro son distintos y el evaluador considera que no ha llegado a cumplir los “mínimos exigibles”? Pues, no pasa o no aprueba.


Sin embargo, se puede “llegar en la raya”, “por poco” o “detrás de la ambulancia” pero llegar, aunque en los criterios generales del evaluador se cuente con un estandard superior donde llegar “en la raya” no sea suficiente, y se falle  en consecuencia. ¿Qué hace el evaluado si en la medición externa no llega al resultado, pero el evaluado piensa que si?. Pues tiene varias opciones: se puede quejar, puede increpar, puede argumentar, puede asentir, callar y repetir, o simplemente puede re considerar lo que le ha pasado y re-encuadrar su situación actual. Re encuadrar significa, hacerse cargo de lo que le está pasando y cómo se está sintiendo, para conseguir significados, respuestas y acciones que lo ayuden a avanzar. El sufrimiento prolongado es detenerse, y el detenerse evita avanzar lo que pudiera significar inclusive, retroceder.


Retarse a hacer algo de una manera distinta puede ser bueno cuando en nuestra estructura mental, consideramos que debemos hacerlo. Malo es, cuando decidimos hacerlo solo porque otros nos dicen que es bueno y nos retemos solo por satisfacer una posición en una estructura organizacional o de trabajo, lo que al final, se trata de satisfacer al ego personal. Cuando podemos declarar que algo “es suficiente” lo hacemos desde el conocimiento personal de lo que hemos realizado, de la forma en que lo realizamos y por sobre todo, en la adecuación de la acción a nuestra estructura de valores, creencias y compromisos. A veces, hacemos las cosas convalidando algo en lo que no creemos pero que deseamos pertenecer; al final, nos hacemos daño, pues no encontramos la forma de identificar nuestras acciones con nuestro ser en un momento determinado. Es un tema existencialista, casi como un “deja vu” de los años setenta.


Ser honesto con uno mismo y valorar lo que se es, representa un compromiso certero y expansivo. Se trata de tolerancia, aceptación y amor propio; no basado en los juicios externos o en la escala de valores que otros, como auténticos otros, tengan sobre sí mismos y pretendan utilizarlos como espejos para medir a otros. El amor propio es un reflejo de una fortaleza de carácter que puede desarrollarse, que puede utilizarse como herramienta para avanzar, ya que nos coloca en el verdadero sentido de la vida que cada quien tiene de sí mismo. Es por eso que en la valoración de la adquisición de las competencias maestras, sea tan importante la opinión del evaluador como la del evaluado, quien al final de cuentas, reconoce, valora y mide su propio desplazamiento. En el desarrollo del ser, que convive con el “darse cuenta”, a veces, los desplazamientos más intensos, pueden ocurrir el minuto o el segundo anterior a reconocerse como una persona distinta. Por eso lo llamamos los coaches, la expansión del ser. Quizá en el BigBang el segundo anterior, el universo, era una cosa distinta.


Los evaluadores entonces, no debemos-podemos evaluar a otros sin conocer la opinión de su desplazamiento final, o usando juicios de valor, fundados en momentos anteriores, o basados en juicios de otros que pocos conocen al evaluado. La indagación apreciativa vista desde los principios de las fortalezas de la psicología positiva debería ser un instrumento de verificación y de escucha permanente. No vaya a ser que en el desarrollo de competencia para ser mejores personas, dejemos nosotros mismos de lado la escucha y nos convirtamos en lo que no queremos que los demás se conviertan.

Es decir, que existe un riesgo que mientras tratemos de cambiar al mundo, y en su defensa, nos convirtamos en lo que estamos atacando. Es una paradoja interesante, que he tenido la oportunidad de ver, sobre todo cuando tratamos de conocer el estado del ser, sus movimientos y todo aquello que consideramos que es factible de ser cambiado o mejorado. Siempre, antes de emitir un juicio de valor, no veamos solo la historia; veamos lo que es, el segundo anterior.

Alberto

PD: Imagen gratuita tomada del dominio público desde Pixarbay.